sábado, 12 de abril de 2014

Laura Antillano
Escritora Venezolana

Alejandro Vásquez: Fotografiar narrando.-

Alejandro Vásquez en su libro: Seis fotógrafos, seis  visiones (1997, Facultad Experimental de la Comunicación y la Información, Maracaibo). Entrevista a cinco fotógrafos zulianos y finalmente se incluye, dando una visión completa y compleja  de lo que ha significado su generación en el desarrollo regional de la fotografía.
Su labor en general nos resulta de gran interés porque revela una verdadera pasión de su parte, es un investigador honesto y serio, y paralelamente desarrolla una actividad docente en el área desde hace muchos años, estableciendo vasos comunicantes entre lo uno y lo otro.

Su concepción del trabajo docente con la fotografía integra un análisis del proceso de la creación, es decir, concibe el acto mismo de ejecutar el hecho fotográfico como un acto creativo, y celebra la posibilidad de incorporar en ello lo lúdico que reviste tal proceso.
Con ello nos recuerda al gran Joaquín Cortés, cuando insiste en despojarse de pensamientos e ideas y fotografiar, salir a mirar, a descubrir.

Vásquez cuenta la siguiente anécdota en su libro: “Una mañana, llegué al salón y no me paré enfrente como de costumbre, sino que me senté en un pupitre ubicado en el centro del grupo. Sin explicación previa comencé a leer poesía de Víctor Valera Mora. La clase debía terminar a las 11 y 40 minutos y se extendió hasta pasadas las 12 del mediodía. Todos oían, después leyeron, encantados. Aquí la poesía se asume como metáfora visual, como transcripción de imágenes en la medida en que libera al participante de las ataduras lógico/racionales”. (1997,113).

Este nivel de apertura motivacional, poco común, tiene un objetivo importante como finalidad:
 “El asunto es que por diversas circunstancias tenemos la sensación de que estas vivencias han sido esporádicas y no permanentes ni sistemáticas. Porque el salto se producirá cuando ocurra lo contrario, y por decir algo, la cuestión de la relación de diafragma o de tipo de película, se constituyan en lo anecdótico, lo complementario de una clase de fotografía creativa, que lo fascinante sea la manera como se compartió ese conocimiento”(1997, 113-114).

Ver expresadas estas estrategias del trabajo didáctico nos conmueven, porque es una búsqueda en la que incursionamos continuamente con relación a la enseñanza de la literatura (si es que ésta se puede enseñar).
En su libro anterior, Alejandro predica: “Al adulto verbalizador y formalista le resulta endiabladamente difícil acceder a ese gran archivo de filmes de vida que es el inconsciente. Solamente una vuelta atrás, un reencuentro con lo emotivo/visual pudiera acercarlo a ese almacén de la libertad. De lo hedonista. De lo creador” (1997,p.113).

En Alejandro Vásquez hay ese empeño del maestro que realmente ama o siente placer en transmitir un conocimiento y ver, como sus alumnos de fotografía, pueden llegar a empuñar la cámara, como una prolongación de su relación con el entorno.
Sobre su propio acercamiento a la fotografía dice: “Uno se hizo fotógrafo para colocarse más allá de las ráfagas de preguntas, e interrogar viendo”.

Su propio crecimiento en este proceso lo percibimos en su último libro titulado: “Anotaciones sobre el reportaje y el ensayo fotográficos”,( Fundación El perro y la rana, 2012, Caracas). 
Este libro es un recorrido por su revisión a la obra de grandes fotógrafos internacionales, desde la perspectiva de quien elige el reportaje y quien el ensayo, o más bien cuando, porque para Vásquez cada uno de estos géneros responde a una motivación u objetivo distinto.

Una idea muy acertada en este libro es la relativa a la concepción del narrar a través de la fotografía y la comparación que hace con el cuento y la novela.
 “El reportaje fotográfico es un relato visual corto similar al cuento en la literatura. Es más cerrado y referencial en su manera de contar. El ensayo seria la novela, más flexible, más abierto, sin grandes finales ni conclusiones axiomáticas. El reportaje se estructura con más frecuencia narrativa y argumental en un tiempo secuencial, necesita del texto aclaratorio o complementario. El fotógrafo, aunque interpreta, actúa más como testigo presencial para representar la realidad.”(2012, p.87).

Recordamos ante esta premisa, las comparaciones realizadas por Julio Cortázar, al relacionar el cuento con la fotografía y la novela con el film.
En un mundo cada vez más absorbido por lo audiovisual, su efectividad narrativa es una virtud de la cual debemos aprender, estableciendo relaciones cotidianas con la herramienta que significa.
 El material fotográfico que acompaña estas reflexiones de Vásquez en el libro, es también de primera línea. La zafra, el segundo entierro wayúu o el viaje de Néstor, todo es narrativo esencialmente.


Dentro del contexto del ensayo sobre fotografía en este momento en Venezuela, la labor de Alejandro Vásquez tiene un valor particular, desde la didáctica y fuera de ella. La virtud de su labor reside en la constancia, la profundidad y el entusiasmo, sin considerar la propuesta de fondo que es, en síntesis, una celebración al hecho fotográfico.

Fotografía Alejandro Vásquez

jueves, 10 de abril de 2014

Alejandro Vásquez

Alicia en el País de las Fotografías

La mañana era tediosa. Un proyector dejaba escurrir imágenes sobre una pantalla blanca. La oscuridad era asustada por los zarpazos del resplandor de las fotografías. Los ojos de los presentes titilaban al ritmo de la luz del aparato. Permanecía de pie casi al fondo del salón. Intermitentemente soltaba una frase. Unas frases. Una retahila de palabras engarzada desde mi fuerza cósmica interior. Llegaban a mi boca. Disfrutaban de mi saliva y saltaban. Asaltaban los oídos de quienes quisieran compartir asuntos de la estética y de la imagen, entre otros.
Al término de un tiempo, se hizo un silencio de claridad. Las imágenes dejaron de verse sobre el cuadrado blanco. Uno de los asistentes, desde la última fila de asientos, estiró el brazo y encendió las luces de la sala. Las pupilas comenzaron a cerrarse atropelladamente. Nos miramos. Buscamos ubicación visual. Alguien desde una silla inclinó su cuerpo hacia delante para recoger un cuaderno. Seguí su movimiento. Dos cocuyos blanco - rosáceos, continuaban alumbrando. Me encandilaron. Me aislaron de las conversas recién iniciadas. Me sumergieron en un mar de luz con olor a flores amarillas. Los miré con cautela. Quizás con la dolorosa duda que puede producir a un mirón, los retratos de Hamilton o de Lewis Carrol. Ella se levantó de su asiento. Me vió con amabilidad. Mi mirada se arrastró por el piso. La puerta del lugar se abrió. El sonido de las pisadas era la estela de la casi ausencia.
-Hasta luego profesor - me dijo, y volví a existir como un vulgar encantador de imágenes.



Alejandro Vásquez


ELLA LEE CUENTOS


Miro por la ventana el suspiro del día. La tarde carraspea. Anuncia su presencia. El sol comienza a meterse en una hamaca colgada en los extremos de la raya del horizonte. No le preocupa en absoluto que alguien le levante el vestido a la luna. Un tinte rojiamarillento embadurna el lago. Un barco negro con una franja roja, brama frente a unas luces recién nacidas de un complejo industrial petroquímico. 
Seguramente impregna las aguas cercanas con sus aromas de ultramar Un pájaro insiste en hacer su nido en el alero de mi casa. La otra ¿pájara?, lo perturba para que desista de su intensión alocada. No postergo más, escribir cuatro vocales entretejidas con una vasija de consonantes. Revuelvo fragmentos de memoria, relatos sucedidos. Engarzo aquel de un profesor que llevaba textos literarios a su clase de fotografía en la universidad. En los intersticios de la cátedra, leía impunemente. Disfrutaba. De manera arbitraria, hacía que alguien del grupo leyera también. Después sabría que la lectura inmediata la haría la muchacha de miel, olorosa a neblina, a fogón, a noche de jueves. Ella agujereaba el silencio con el libro entre sus dedos, sobre las piernas, posiblemente entontecido por el aletear cálido que salía del vestido. Tal vez leía algo sobre unos gallos que se despedazaban en un palenque en México, o algo similar, de un autor que suspiraba por ser Piel Roja. En literatura era neófita como una bandada de perdices en el asfalto efervescente de la ciudad. Allí nacía su entusiasmo. Su emoción al leer. La voz de la muchacha se oía como lluvia sobre tejado de zinc. Como runruneo del viento entre los alcornoques de la sabana Y uno espejeándose en sus ojos que solamente tenían enfoque para el libro que leía. Al tintinear el último sonido con lo narrado, levantaba su rostro. Buscaba aprobación. Sentir que nos había seducido. Su cabello ensortijado y  rubicundo retozaba con el aletear del ventilador que se desgajaba del techo. Posiblemente suspirábamos. Luego, todo terminaba. Venían otras lunas. Otros soles que se recostaban al hilo del horizonte. Otros barcos andantes. Otras petroquímicas con luces. Otros pájaros zurciendo cobijos bordeline.

Una mañana pálida, llegó la muchacha del nido de alambres sensuales en su boca. La ex lectora. Esparció afectos a todos los inquilinos de aquella oficina con semblanza de anime. Contó ligeramente sus andares en otros territorios. Intercambió teléfonos y se marchó. La oficina se sintió grandota y con ojeras. Canallamente insípida. En su rastro, sentimos las cabalgatas tibias de lecturas idas, porque eran eso, un tropel de erotismo. Un palabreo danzando sobre ansias de poseernos colectivamente. Por ese flashazo del pasado, deseamos abruptamente, atravesar puentes sobre riachuelos perezosos de llegar al mar, correr sobre asfalto paralelo a montes pluriverdosos, detrás del humo de los escapes de otros vehículos. Olvidarnos de los bachacos que trizaban hierba en la orilla de la carretera. Embestir las cuestas, azuzados por el gorgojeo  espurio de los grillos. Todo eso, para llegar a los solares de la muchacha que nos leía cuentos. Para alcanzar la estatura de sus labios. Y entre sonidos de cuentos enmontañados y vinos, tragar fragmentos de su saliva. Oír nuevamente la lluvia sobre tejados de zinc.
Alejandro Vásquez Escalona. Nace en Arenales, Trujillo en 1956.

Fotógrafo, escritor y profesor titular de La Escuela de Comunicación Social de  La Universidad del Zulia (LUZ), Maracaibo, Estado Zulia. Obtiene la licenciatura en Periodismo Audiovisual en esta Universidad en 1986. Cursa el Master de Creatividad Aplicada Total (MICAT) En La Universidad de Santiago de Compostela, España. Postgraduado en Teoría de las Artes en la Facultad de Bellas Artes en La Universidad de la Laguna en  Tenerife, España en 2003. Es docente en La Escuela de Fotografía Julio Vengoechea de Maracaibo, Estado Zulia.

Participa en distintos eventos de fotografía entre estos: I Simposio de la Fotografía Venezolana. Universidad Simón Bolívar e IBM de Venezuela. Valle de Sartenejas. Caracas. 1986.II Simposio Nacional de La Fotografía. Universidad de Los Andes (ULA) E Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (IABN) Mérida, Venezuela. 1988. I y II Jornadas Fotográficas de Mérida. Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) Y fundación Americana para la Investigación de la Imagen (FUNDAIMAGEN), Mérida, Venezuela En distintos talleres de La Fundación Instituto de Expresión y Creatividad, Maracaibo. Venezuela entre estos Semiótica de la imagen audiovisual, Estética de La Fotografía en Europa y Norteamérica. Entre 1987- 89 ejerce como fotógrafo free-lance del Diario de Caracas

Ha expuesto colectivamente su trabajo fotográfico en distintos museos y galerías  entre estos En el Salón de arte Arturo Michelena, Valencia, Estado Carabobo, 1989. En el XV y XVI Salones de Arte de Aragua, Maracay 1990 y 1991. En La X Exposición Anal del Libro, el cartel y la Fotografía Documental del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (IABN). Caracas, Venezuela. 1990 En la IV Bienal de Artes Visuales Ciudad de Maracaibo. 1991  En la Galería La Otra Banda, Mérida 1996, En la muestra inaugural del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia: El Infinito Canto del Sol en 1999,. En la Escuela Internacional de Cine y Video San Antonio de Los Baños, Cuba. 1993. De La Web a la Pared itinerante fotográfica colectiva por seis ciudades Argentina invitado por el grupo de Fotógrafos Laszló Moholy Nagy. 2007. Calle Carabobo, Varias ojeadas 2012 Centro de Arte la Estancia, Maracaibo, Zulia entre otros.

Tiene cinco exposiciones individuales, Andanzas y otros Menesteres, Galería Frangieh Fotografía. Maracaibo, Zulia 1990 Abanderadas, Galería Soporte Superficie. Maracaibo, Zulia, 1996.Relatos de Carretera, (Ensayo) 2002. Crónicas de Calle y Bar.(Ensayo) Centro de Arte Lía Bermúdez (CAMLB), Maracaibo, Zulia, 2008- 2009, El Viaje de Néstor. (Ensayo) Centro de Arte Lía Bermúdez. 2009.  Maracaibo, Zulia y Analogías Anacrónicas  2011 Centro de Bellas Arte de Maracaibo. Conferencias y talleres varios Universidad Rafael María Baralt, Cabimas, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia Maracaibo 2012

Ha publicado Seis Fotógrafos, Seis Visiones, Escuela de Comunicación Social de La Universidad del Zulia y la empresa Pequiven 1997 , Retrato, Autorretrato y Representación, Editorial Astro Data 2004  y. Anotaciones Sobre el Reportaje y el Ensayo Fotográfico. Vice- Rectorado Académico de La Universidad del Zulia. 2008 y editorial El perro y la Rana 2° edición 2012. Además  Co-autor de Vista y Traza 1994. Dirección de Cultura de La Universidad del Zulia

Desde 1986 ha obtenido unos doce premios en fotografía y en periodismo. Entre estos: Premio a la mejor Dirección de fotografía en el Festival Internacional de Cine Super Ocho Simón Bolívar en Caracas y en los Festivales Nacionales de Cine Super Ocho de Maracay, estado Aragua y de Punto Fijo, Estado Falcón, 1986 por el documental Piragua en 1986, Premio en la XX Muestra Anual del Libro, el Cartel y la Fotografía Documental  del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (IABN) Caracas, Venezuela en 1989. Premio en fotografía color en el III Salón Seguros Catatumbo en 1993 y II en B/N en 2003. Premio en Fotografía  en la II Bienal Nacional de Artes Visuales de Mérida e Internacional de los Países Del pacto Andino, Mérida 1993. Premio Regional de Periodismo en Docencia e Investigación en Maracaibo, estado Zulia en 1997, y premio Sacumg en la V Bienal Nacional de Fotografía de Aragua en el 2004, en Maracay, Estado Aragua. Premio Anual de La Asociación de Profesores de La Universidad del Zulia (APUZ) 2009

En video ha producido y dirigido para La Televisora de La Universidad del Zulia (Teveluz) la serie Mujeres de Luz, doce entrevistas de personalidad de treinta minutos realizadas a profesoras destacadas de LUZ. Veinticinco Portafolios, programas de siete minutos sobre artistas plásticos de Maracaibo. Siete Documentalistas, documentales sobre cineastas y videoastas de la ciudad. Treinta Un Minuto un Cuento treinta Un Minuto un Poema, micros de uno a dos minutos sobre literatura.  Servicio Domestico y El álbum familiar. Encuentro de miradas documentales de quince minutos de la serie  La Ciudad que Nos Mira, Maracaibo,  2007 _ 2009.